Un tranquilo día, es decir una tranquila mañana, me sentía aburrida de la rutina, así que decidí salir a caminar un rato, es decir, en la aldea no había nada nuevo, y no faltaba mucho para que fuera medio día, así que decidí parar en un puesto de comida, y me decidí a comer, no tarde mucho ya que yo no como mucho, pague la cuenta y di unas cuantas vueltas a la ciudad, hasta que por fin llegue a la puerta, salí y empece a caminar sin rumbo, metí mis manos en los bolsillos y baje la mirada un poco, seguí caminando y creo que empece a caminar dormida pues cuando abrí los ojos no reconocí donde estaba, mira arriba y visualice una estatua enseguida la reconocí, había llegado al Valle del fin, pero no me preocupe y seguí caminando. Llegue ahí y subí al hombro de una estatua dejando que la brisa jugara con mi cabello.

Lo mire, y observaba cada uno de sus movimientos muy atentamente y los analizaba, me sorprendí sonreí dulcemente, aunque ahora que lo pienso hacia mucho que no sonreía de esa manera, de hecho creo que nunca, lo mire subir a la cabeza de mi antepasado, y lo seguí, lo vi sentarse, y le dije.
No gracias no me gustan mucho los dulces, claro me gustaría jugar y no te recuerdo pero te me haces familiar.
Sonreí de nuevo y me senté a un lado de el mientras sentía la resaca brisa.

Lo miraba de lo más atenta mientras oía su historia era triste, sin embargo le sonreí y le dije.
Un gusto Near...yo soy Uchiha...Uchiha Sathura.
Sonreí levemente y le mire sin embargo no se porque razón su mirada me acordaba tanto a mi mamá, y su pelo, podía ser blanco, pero en cierto modo me gustaba, tome un mechón de mi cabello y le dije.
Sabes, en lo contrario a ti, yo tengo el pelo negro azulado y lacio, sin embargo pareciera que me informaron pues mi cabello es del mismo color que mis ojos, sin embargo, yo viví una infancia muy dura, al becerro me separaron de mi hermano gemelo, y fui la niñita mimada del clan Uchiha y supuesto orgullo de este por haberme graduado de la academia a los 6 años, pero, hay una cosa que tenemos en común...al parecer ambos estamos solos en este mundo.
Le sonreí, y lo mire atentamente, ni el ni yo parecíamos personas solas, aunque lo éramos, ambos habíamos perdido a la única verdadera familia que supuestamente habíamos tenido.

Lo mire, estaba llorando, después de todo quien no lo estaría, pero por una extraña razón yo no podía, sentía la necesidad de, pero no podía, no entendía porque yo no podía, era como si todas mis lágrimas se hubieranreprimido o evaporado, pero cuando lo oí llamarme como me llamo, no aguante y sentí una cosa cálida en mi interior y en mis ojos, era algo que al parecer lo llaman sentimientos, era eso que hacia algunos años había reprimido en mi interior, sonreí aún con un par de lágrimas en los ojos y le dije.
Ya no estaremos solos Nii-chan...ya no más soledad...
En ese momento no se si de verdad lo hizo, pero sentí como si mi semblante hubiera cambiado drásticamente, y en menos de un parpadeo aparecí en frente de el y lo abraze, justo en ese momento un par de lágrimas volvieron a resbalar de mis ojos.
Mi hermano...mi querido hermano perdido...te encontré...te encontré...
No pude aguantar mi llanto, llevaba toda mi vida buscándolo, y por fin lo había encontrado...